Buscar empleo no trata solo de enviar currículums o preparar entrevistas, sino también de cómo nos sentimos y de la manera en que gestionamos emociones como la frustración, el miedo o la incertidumbre.
Cuando Liliana Quintero llegó a España hace apenas dos años, lo hizo con una maleta, unos pocos ahorros y un cúmulo de incertidumbres. Su decisión no fue sencilla y llegaba marcada por una dura experiencia.
Tanto si estás estudiando, trabajando o buscando empleo, el sueño es tu aliado silencioso para rendir mejor y cuidar tu salud. ¿Te has preguntado alguna vez por qué, cuando duermes mal, todo cuesta el doble?
Luciana es la viva imagen de la vocación sanitaria, sin embargo, no siempre ha tenido fácil dedicarse a ello. Tras dejar su país natal, Guinea Bissau, a los 17 años para ir a Italia a estudiar, Luciana tuvo que enfrentar muchas barreras.
La historia de Javier comienza hace tres años, cuando terminó su FP en Mérida y no encontró empleo. Comenzó a considerar crecer profesionalmente fuera de Extremadura y renunciar a seguir viviendo en su lugar de origen.
La historia de Cecilia y su familia es una historia de nuevos comienzos, de segundas oportunidades y del deseo de un final con el que poder devolver todo lo recibido.
“Llegué a instalarme en la casa de mi abuela y decidí que no me quería ir. Quería vivir aquí, rodeada de naturaleza, sin el ruido de todos los coches… Tenía que buscar la manera de quedarme”,
Conjugoo, un restaurante coctelería donde los ingredientes empleados fueran productos locales, donde hubiese el mismo número de mujeres y hombres trabajando, y donde las jornadas semanales fuesen de 35 horas.
Gracias a los programas de mejora de la empleabilidad de Acción contra el Hambre, personas en situación de vulnerabilidad, como Gisela, que llegó a España hace apenas un año, adquieren las herramientas necesarias para desarrollar sus proyectos