Gracias al proyecto “Vives Aprende" en la industria 4.0 y energías renovables de Acción contra el Hambre y la Fundación Iberdrola, decenas de mujeres adquieren las competencias necesarias para construir un nuevo futuro
Luciana es la viva imagen de la vocación sanitaria, sin embargo, no siempre ha tenido fácil dedicarse a ello. Tras dejar su país natal, Guinea Bissau, a los 17 años para ir a Italia a estudiar, Luciana tuvo que enfrentar muchas barreras.
Acción contra el Hambre, junto al equipo EPINUT, ha indagado sobre la relación entre los hábitos de vida saludables y la búsqueda de empleo de aquellas personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad
Los programas de ayuda en la búsqueda de empleo, por un lado, y de acompañamiento a los emprendedores, por otro, ayudaron solo en 2023 en España a unas 5.682 personas. Aunque, ¿sabías que también exportamos estos programas a otros países?
Seguimos, un año más, trabajando en el fortalecimiento de las relaciones con otras entidades europeas para aumentar el impacto de nuestros proyectos e intervenciones.
“Llegué a instalarme en la casa de mi abuela y decidí que no me quería ir. Quería vivir aquí, rodeada de naturaleza, sin el ruido de todos los coches… Tenía que buscar la manera de quedarme”,
Conjugoo, un restaurante coctelería donde los ingredientes empleados fueran productos locales, donde hubiese el mismo número de mujeres y hombres trabajando, y donde las jornadas semanales fuesen de 35 horas.
Gracias a los programas de mejora de la empleabilidad de Acción contra el Hambre, personas en situación de vulnerabilidad, como Gisela, que llegó a España hace apenas un año, adquieren las herramientas necesarias para desarrollar sus proyectos
En el Día Internacional de la Juventud, como el resto de los días del año, trabajamos para impulsar las oportunidades laborales de nuestros jóvenes a través de programas de inserción sociolaboral y apoyo al emprendimiento juvenil
Celia se define a sí misma como una joven “neorrural”. Una chica de ciudad que nació en Córdoba, estudió en Madrid y a sus 23 regresó al pueblo de su infancia, en Córdoba, con un proyecto de reutilización de aceite.
Vivir de forma sostenible el presente sin poner en peligro el futuro, una filosofía de vida que ha llevado a Gilberto, salvadoreño de 37 años, a emprender su proyecto Comunidad Organik.