

Pobreza y exclusión social en España, ¿cómo afecta a los más vulnerables?
La Encuesta de Condiciones de Vida 2024 revela una mejoría sobre las cifras del año anterior, excepto para los menores de 16 años. Uno de cada tres menores españoles está en riesgo de pobreza y exclusión social
El 25,8% de la población española se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social. Más de una de cada cuatro personas que viven nuestro país está al borde de la pobreza. Estas son las cifras que revela la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) 2024, publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Unas cifras que, pese a ser ligeramente mejores que las del año anterior (26,5%), no dejan de ser alarmantes. La desigualdad socioeconómica y la precariedad siguen siendo una de las mayores amenazas que afectan a millones de personas en España, especialmente a mujeres y población infantil. Y es que estos son los dos colectivos que peores cifras han presentado en la Encuesta de Condiciones de Vida.
Mientras, el indicador AROPE, empleado para medir el nivel de pobreza y exclusión social de un territorio, se sitúa en el 25,8% de la población, reflejando la persistencia de desigualdades, pese a ser la mejor cifra en una década (en 2024 la tasa de población en situación de carencia material y social severa se ha reducido hasta el 8,3%, siete décimas menos que el año anterior). Este indicador considera a toda la población que se encuentra en riesgo de pobreza, en carencia material y social severa o en situación de desempleo (incluyendo a las personas que trabajaron menos del 20% de su potencial laboral anual).
Generación tras generación
Por un lado, la tasa de personas menores de 16 años en riesgo de pobreza y exclusión social es la única que ha subido hasta cuatro décimas, alcanzando el 34,7%. Es decir, uno de cada tres menores vive en una familia que no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días, no puede mantener su hogar con una temperatura adecuada, no puede afrontar gastos imprevistos o carece de acceso a lo básico, como internet. En la misma línea, la pobreza infantil aumentó también, superando el 29%.
Estas cifras desoladoras ponen sobre la mesa una tragedia que va de generación en generación: la pobreza y la exclusión social de padres y madres termina, casi siempre, colocando a las personas menores a su cargo en situaciones de vulnerabilidad y escasez. Por ello, desde Acción contra el Hambre subrayamos la necesidad urgente de actuar para evitar que las nuevas generaciones de niñas y niños tengan que crecer en familias donde pagar gastos imprevistos no sea compatible con mantener una dieta saludable, completa y equilibrada.
Para acompañar a las familias en este camino hacia la seguridad alimentaria, Acción contra el Hambre desarrolló en 2020 el programa Tarjetas de Ayuda Solidaria, una iniciativa que permite a las personas en situación de vulnerabilidad, participantes en nuestros programas de empleo y emprendimiento, acceder a alimentos en calidad y cantidad suficiente mientras reciben formación para mejorar sus posibilidades de encontrar un empleo y lograr una inserción plena en la sociedad. Una “herramienta palanca” durante la entrada en el mundo laboral.
Pero nuestra labor no termina ahí. En situaciones de emergencia, como la ocurrida en Valencia durante la reciente DANA, hemos distribuido Tarjetas de Ayuda Multipropósito a quienes más lo necesitaban. Un apoyo económico puntual de 1.000 euros dirigido a las personas afectadas, que pueden recurrir a ellas sin restricciones para cubrir sus necesidades básicas más urgentes como alimentos, medicamentos, reconstrucción del hogar y otros productos esenciales para su recuperación.
La brecha de género
Además, las cifras de la Encuesta de Condiciones de Vida también revelan una realidad preocupante: las mujeres siguen siendo las más afectadas por la pobreza y la exclusión social. En todos los indicadores clave, las mujeres presentan cifras más altas que los hombres, reflejando cómo la pobreza impacta de manera desigual según el género.
Por ejemplo, el 36,5% de las mujeres no puede afrontar gastos imprevistos, frente al 35,2% de los hombres. De igual manera, las mujeres son las que más dificultades tienen para mantener su hogar a una temperatura adecuada, con un 17,7% frente al 17,4% de los hombres. Estos datos demuestran que la pobreza femenina es una realidad persistente que afecta de manera más intensa a las mujeres, exacerbando las desigualdades estructurales y limitando su acceso a derechos básicos.
En este contexto, en Acción Contra el Hambre seguimos comprometidos en la lucha por la igualdad. Sabemos que la situación de pobreza de las mujeres no es solo una cuestión de ingresos, sino de oportunidades. Por eso, nuestros programas tienen un enfoque de género transversal que ayuda a las mujeres a empoderarse en su proceso de reinserción laboral o formarse en sectores históricamente masculinizados, donde los salarios suelen ser más altos.
Además, todos nuestros programas presentan un mayor número de participantes mujeres (alrededor del 65%), ya que son ellas quienes enfrentan más desigualdades y discriminaciones en el entorno laboral y quienes encuentran más obstáculos para reincorporarse después de un periodo de inactividad –ya sea por maternidad, cuidados familiares, etc.
Trabajamos por combatir la exclusión social como uno de los pasos fundamentales para garantizar la seguridad alimentaria de toda la población española. Porque la desigualdad sigue siendo una realidad inaceptable, especialmente para las mujeres y la población infantil, es urgente actuar para mitigar estas brechas. La pobreza no es solo una cifra fría, es la realidad diaria de quienes no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días, no pueden mantener su hogar con una temperatura adecuada o carecen de acceso a lo básico, como internet.
Las cifras de la Encuesta de Condiciones de Vida 2024 son una llamada urgente a la acción. Cada dato es un recordatorio de que la pobreza y la exclusión social siguen siendo un reto colosal para millones de personas. Y, aunque hemos logrado avances, aún queda mucho por hacer. Cada día trabajamos para cambiar realidades, ofrecer oportunidades y asegurarnos de que ninguna persona se quede atrás.